"La mañana se levanta limpia y pesada; las quimeras se agigantan en ventanas de ensueño... Quizás las intromisiones de lo infastuoso y fastidioso se acometan a pestilencias perdidas en lo insano... Quizás no... Pero nada de eso interesa mientras sienta tus manos perdidas entre mis pensamientos. Tu rostro divaga en mi mente y logro tenerte de nuevo. Ya no son importantes las gravitaciones estupefactas de lo inmaterial porque el gozo eterno de los maquinales indecisos se resguardan en conciencias más sensatas..."
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El muchacho dejó caer la hoja... Miró a la joven y se sentó junto a ella...
La noche se hundía entre cavilaciones de azahares olvidados. Miradas furtivas se cruzaron para dar comienzo a un idilio que promete eternidad, tal vez se pierda en un futuro, pero por lo menos se mantendrá en algún presente... (presente divino...?)
Una noche perfecta para dar rienda suelta al quizá, el amor, el hoy. Y de paso, olvidarnos por una noche del mañana, pues si este llega, esperemos que lo haga mientras dorminos el sueño de los labios besados.
ResponderEliminarUna bella prosa que expresa
ResponderEliminarla poesía de la entrega
tus versos cada vez más exquisitos.
ResponderEliminarUn beso
Pinturas solidificadas, que se encuentran, y que también se pieden.
ResponderEliminarSaludos!